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agosto 25, 2010

RUMBO A UN CAMPEONATO NACIONAL INFANTIL



RUMBO A UN CAMPEONATO NACIONAL INFANTIL

Dentro de pocos días mis alumnos acudirán a una cita importante, en sus recién iniciadas carreras ajedrecísticas tendrán el compromiso de participar en el Campeonato Nacional Infantil de Venezuela, repartidos en diversas categorías desde la sub-08 hasta la categoría sub-14 tanto en femenino como en masculino.
Para un entrenador resulta de especial agrado y satisfacción ver a sus pupilos participar en estas pruebas fundamentales de las categorías menores, quizá mucho más que las expectativas pertinentes a la participación de otro atleta en planos de mayor exigencia.
Mayor exigencia definida por el cúmulo de destrezas a desarrollar y al ejercicio de las posturas biomecánicas de los deportistas de hoy en día. Pero las categorías infantiles poseen sus propias exigencias y problemáticas, expresadas no solamente en la competencia deportiva misma, sino en el plano del desenvolvimiento psico social del atleta menor, quizá una situación que puede echar por tierra los pre requisitos de la preparación o entrenamiento, aún cuando en el desarrollo de sus destrezas se haya justificado un absoluto desarrollo y manejo de las metodologías específicas y generales.




Aunque no se trataría de una suerte de azar, es indudable que el 99,9 por ciento de la forma deportiva o vigencia técnica del deportista y en este caso del pequeño deportista, se puede ver (y en la mayoría de casos es así) perjudicado por este pequeño porcentaje azarístico de la circunstancialidad volitiva de la preparación psico-motricional, donde los agujeros negros de la influencia del ambiente, las relaciones familiares, las relaciones sociales, los pormenores de logística y organización alrededor del atleta y las tendencias instructivas y educativas sean muy deficientes.
Tratar estos tópicos siempre ha sido de nuestro interés pues erróneamente se piensa que el éxito de un jovencito en pruebas fundamentales o preparatorias se debe única y exclusivamente al grado de preparación previa, técnica y practica, correlacionada esta a los efectos implantados por sus preparadores o entrenadores. Pero la cosa no es tan fácil y va mas allá, según muestra la experiencia, por ello me gustaría transmitir no solamente a mis alumnos sino a todo aquel pequeño, entrenador, representante, directivo de club, directivo de asociación alguna observaciones sobre los ítems más prominentes e interactuantes en la competencia viva del deportista del ajedrez menor.

EN CUANTO A LA PREPARACIÓN ANTES, DURANTE Y DESPUES DE LA COMPETENCIA

El deportista ajedrecista menor es un volumen compacto de intenciones tácticas, en él los métodos de corte estratégico son aún primitivos y el entrenador o instructor debe estar consciente de las habilidades específicas que manejan estos aprehensores.
Se hace necesario una profunda conceptualización de los valores formativos del ajedrecista menor tratando de sembrar en él ideas y basamentos fundamentales que sin llegar a ser de notoria complejidad puedan echar las bases de futuras incursiones competitivas exitosas.
Es por ello necesario adentrarlo en el conocimiento de posiciones típicas, criterios básicos del juego y en el criterio de resoluciones sencillas a los problemas y planteamiento de las posiciones de la partida.
Como un diamante en bruto se debe ir puliendo con la herramienta de la experiencia y la práctica continua, sin desesperaciones y exacerbados métodos que enfrenten al ajedrecista menor a barreras insoslayables, violatorias de sus procesos naturales de aprendizaje.




Por supuesto que en un promedio de alumnos siempre habrá uno o alguno que sea una excepción. Un individuo superdotado al que si pueda exigírsele ciertos sacrificios actitudinales y procedimentales de peso, en la búsqueda de desarrollar destrezas prominentes aunque se observen ellos la insuficiencia de edad o de personalidad propia. En estos casos los riesgos a correr son de absoluta responsabilidad del entrenador asignado, quién deberá conocer los
posibles alcances de estos ensayos y experimentos y sus posibles efectos en la carrera posterior del alumno.
Pero a manera de tips esenciales en la preparación previa del ajedrecista menor podríamos aconsejar las siguientes metodologías:
1.Diagnóstico previo de las habilidades del atleta menor, con observación y verificación de sus niveles de atención, curiosidad, grado interactivo con el medio que le rodea, con los materiales del juego (tablero, reloj, planilla de anotación), con su entorno social y con sigo mismo, niveles de aspiración para con la disciplina.
2. Aplicar conceptos más que mecánica rutinaria del juego. Una idea bien implantada en el conocimiento del joven alumno es mejor que la memorización de 100 variantes de aperturas establecidas fortuitamente y sin comprensión psicosomática en su conciencia.
3. Prestar especial atención a la etapa de los finales elementales en la formación fundamental y básica del joven ajedrecista.
4. La formación y visión combinativa del niño debe ser edificada sobre sus propios intereses, habilidades del juego y no sobre los intereses metodológicos del profesor.
5. Prepararle al niño un repertorio de apertura accesible, sencillo y sin vericuetos de celadas y trampas fortuitas. Estas deben ser corregidas y revisadas por el instructor y su pupilo con el simple propósito de no caer en ellas furtivamente.
Es importante señalar acá los graves daños que se les originan a los ajedrecistas menores cuando sus preparadores les promueven aperturas y defensas no sujetas a las características propias de los intereses primordiales del atleta menor del ajedrez. Por ejemplo: Sicilianas de corte complejo como la Dragón, Najdorf, Pelikan etc., son característicamente usadas por ciertos palurdos del entrenamiento, así como una que otra vez defensa francesa, holandesas, uso indiscriminado e inconsciente del peón de dama y pare Ud. de contar...sin que en el alumno se haya establecido los elementos de comprensión que les puedan llevar a entender estos métodos de lucha.
Los elementos clásicos son esenciales en esta comprensión y para ello el alumno debe ser buen conocedor de la evolución natural de la lucha por el centro, el desarrollo de piezas, la ganancia de espacio, la toma de la iniciativa, la valoración de la defensa como el verdadero arte del ajedrez y los métodos elementales del ataque con todo tipo de piezas.
Para ello son importantes los conocimientos de aperturas tradicionales u ortodoxas como la apertura italiana, apertura de los 4 caballos, gambitos de Evans y de rey, apertura Española, finamente explicadas y esquematizadas por los románticos del ajedrez en las partidas de notables jugadores como Morphy, Steinitz, Anderssen, Blackburne etc.
6. Sembrar y establecer en él la idea primigenia del cuidado del material, más que las complejas ideas sobre los estados de compensación posicional.

Durante la competencia:

Siempre le he dicho a los desesperados padres que no voy a los torneos con mis alumnos "a entrenarlos allí". Es bueno saber que lo que un ajedrecista menor no aprendió en las largas y metodizadas sesiones de entrenamiento durante el macro ciclo o meso ciclo de preparación será muy difícil que lo aprenda o lo encaje en el desenvolver de cualquier competencia. Estas impresiones de conocimiento son impactos profundos que solamente hacen valorar las destrezas de los atletas del ajedrez cuando han sido finamente cultivadas, practicadas y regularizadas con el esfuerzo continuo y la preparación plena.
A este respecto es bueno que los entrenadores se aboquen a hacer el trabajo previo y no durante la competencia fundamental.


Se puede ver a ciertos entrenadores tratando de exprimir a sus alumnos en los intermezzos de los torneos: entre cada ronda, en la mañana al levantarse o al final de cada jornada sin saber que están violentando los valores de sobrestimación de la forma deportiva del pequeño ajedrecista.
Por supuesto muchos de ellos entienden que es una buena forma de mantener despierto al ajedrecista menor en una especie de vigilia continua de su conocimiento, pero que en realidad puede desencadenar en una abulia (Enfermedad de la voluntad que se centra en la debilidad volitiva, extrema apatía y falta de decisión, particularmente, durante el pasaje de la idea al acto).
En el plano del principio deportivo de la accesibilidad, la sobreprotección familiar e incluso del entrenador impide al niño la toma de decisiones e iniciativas propias las cuales pueden ser de gran valor como estimulantes del contacto y la interacción con sus herramientas de juego y el entorno psico social. Aunque las decisiones propias puedan ser erradas son ensayos axiomáticos valederos que no tardaran en fortalecer el criterio particular y el sentido común del ajedrecista futuro.
Los jóvenes ajedrecistas desarrollan durante la competencia una especie de Akinesia (Inmovilidad de criterio (Acinesia: inmovilidad muscular) la cual los priva o incapacita para tomar decisiones durante la partida, en la mayoría de los casos sin ser regulaciones sicosomáticas u orgánicas tienden a ser referencias de un cuadro volitivo incoherente y desestabilizado (temor a fallar, miedo escénico, dependencia hipervalorada hacia sus tutores, fatiga menta, pereza, desatención etc.). Estos cuadros pueden ser corregidos por el simple estímulo de la acomodación el cual es un proceso normal en la actividad mental del hombre y donde se suceden periódicamente ajustes y cambios ordenamientos y reajustes de su campo de entendimiento volitivo, tendiendo a acoplarse a las condiciones de las situaciones planteadas y a los cambios bruscos del sistema.
Para ello el entrenador puede afinar ciertas metodologías como: jugar una corta sesión de partidas blitz con el alumno, charlar sobre cosas amenas y rutilantes de la competencia mientras se caminan largos trechos de camino (método verbal), jugar partidas a la ciega de pura apertura para tomar ventaja (principio o método intuitivo), y alguno que otro método que conlleve a la confrontación del atleta menor con el umbral de la súper compensación aumentada. A este efecto el temor del agotamiento no se hará presente.
En resumidas cuentas durante las pruebas fundamentales el deportista ajedrecista menor debe estar afinado, concentrado y resuelto dentro las mínimas exigencias de la competencia misma procurando apartar de si los desajustes de la pereza, el agotamiento fortuito, la detención de sus metas y objetivos y la desorganización personal.
Es de hacer ver en este campo el papel relevante que puede asumir los padres que acompañan a sus hijos a estos eventos, estando conscientes que podrían ellos convertirse en factores desencadenantes de estas fallas volitivas, producto de las propias ansiedades emocionales y competitivas de los representantes o padres.
"Motivar y no adular", "Proteger y no Aislar", "Encausar y no Desviar" serian en todo caso las misiones de los atormentados padres que acompañan a sus hijosa competencias de máxima exigencia.
También es bueno que los entrenadores y delegados se mantengan pendientes de los cuadros logísticos y organizativos que estos torneos arrastran. Velar en los congresillos técnicos por que los sistemas de torneo, comités de apelaciones, sistemas de desempate, manejo de tablas, manejo adecuado del reglamento, resultados y herramientas técnicas diversas se respeten o se corrijan según las circunstancias, circunstancias que en todo caso sean para favorecer al sistema todo y no en particular a nuestros protegidos.

Después de la competencia:

Es tarea de los Entrenadores y Delegados
1. Mantener pleno dominio y corrección de los resultados y desempates
2. Promocionar el respeto hacia el fair play y hacia las decisiones asumidas con criterio imparcial por los organizadores
3. Mantener unida, sobria y disciplinadamente las acciones y opiniones de la delegación sobre los pormenores y sucesos de la competencia
4. Levantar cuadros informativos sobre el comportamiento técnico y aptitudinal de cada miembro de la delegación.
5. Mantener elevada la moral y buenas costumbres competitivas de los atletas, delegados y padres acompañantes
6. Pedir oportunamente el informe final de la competencia a la mesa técnica designada.
7. Promover y proteger el sano, organizado y oportuno regreso a casa por parte de la delegación.