“Algunas o muchas” personas quizá, desconozcan la “implacable” influencia que el ajedrez ha ejercido sobre asuntos de todo tipo en la vida social, científica, artística, geopolítica y cultural toda, por supuesto como una disciplina que hoy en día sigue siendo un misterio polemista tanto para su connotación, como para su definitiva ubicación en las artes, la ciencia, el deporte y por supuesto en las actividades lúdicas.
En su historia y su crónica el ajedrez abarca situaciones a veces hasta banales y jocosas, como también de transcendencia vital, que serían motivo de un libro casi inagotable, difícil de escribir y editar. Pero en este caso abordaremos un curioso relato de la vida del inigualable jugador de ajedrez latinoamericano José Raúl Capablanca (entre muchas a las cuales se le atañe) y que lo vincula a un personaje de relevancia histórica y política.
El 13 de abril de 2007 el New York Times publicó una historia sobre el genio del tablero el cubano José Raúl Capablanca, relatada por su última esposa Olga Capablanca.
Cita la nota de prensa del afamado periódico: "Capablanca se encontraba jugando en el Torneo de Moscú de 1936 combatiendo con los mejores ajedrecistas del mundo, entre ellos Max Euwe, Mijail Botvinnik, Salo Flohr, Efim Bogoljubow, Ruben Fine, Vidmar y Alexander entre otros, cuando un importante y famoso personaje se presentó en el lugar para presenciar el evento: Jhosep Stalin.
El llamado dictador se aproximó a Capablanca y le preguntó: "¿Le agrada mi torneo?"
A lo que Capablanca replicó: -"¡Es terrible, sus jugadores están trampeando!"
Stalin: -"¿Qué quiere decir?"
Capablanca replicó: -"Cuando los soviéticos juegan entre sí hacen rápidas tablas y eso les permite descansar: pero cuando juegan contra mí, luchan y luchan sólo para cansarme"
Olga Capablanca mencionó este incidente entre sus amistades en varias ocasiones, en conversaciones personales y en una correspondencia al M.I Jorge A. Rubinetti con fecha del 26 de julio de 1989, refería: -“Pocos lo saben, yo creo, que mientras se jugaba el Torneo Internacional de Moscú de 1936, Stalin quiso ver jugar a Capablanca escondiéndose detrás de un cortinado.
-José Raúl me lo había contado, pero estoy un poco confundida acerca de los detalles, tales como si era Krylenko el que acompañaba a Stalin en la ocasión. Capa le había dicho a Stalin: “Los jugadores soviéticos están haciendo trampa, perdiendo a propósito las partidas con mi rival Botvinnik, para aumentar su puntaje"-
-De acuerdo con Capa, Stalin lo tomó bien, “naturalmente”. Sonrió y le prometió que se haría cargo de la situación. Y así lo hizo.
-Desde ese momento, todas las trampas cesaron y Capablanca ganó el torneo. Esta importante conquista demostró al mundo que Capablanca volvía a recobrar su propia gran forma. Entonces Capa me dijo: "Yo te había prometido ser nuevamente el mejor jugador de ajedrez del mundo. Así que lo he hecho para ti".
¿Y quién puede negar que el ajedrez haya influido en toda su historia sobre reyes, emperadores, príncipes, estadistas y hasta dictadores, quienes han visto a los ajedrecistas como seres superiores, algo por encima de su propio endiosamiento?
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