Los entrenadores de ajedrez, (quizá no todos, sino aquellos que se toman su trabajo en serio, o por lo menos quienes tienen alguna idea de lo que hacen y quieren) sentimos de vez en cuando cierta fatiga y desmotivación al observar en nuestros alumnos una inadecuada valoración de las posiciones y por ende un escasa capacidad de cálculo. Por supuesto es tarea fundamental del preparador consumado poder establecer las metodologías, contenidos y estrategias necesarias para conseguir que el alumno logre calar y comprender el verdadero arte del análisis de posiciones.
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¡¿CÓMO PENSABAN Y COMO PIENSAN LOS GRANDES MAESTROS?!
Los entrenadores de ajedrez, (quizá
no todos, sino aquellos que se toman su trabajo en serio, o por lo menos
quienes tienen alguna idea de lo que hacen y quieren) sentimos de vez en cuando
cierta fatiga y desmotivación al observar en nuestros alumnos una inadecuada
valoración de las posiciones y por ende un escasa capacidad de cálculo. Por
supuesto es tarea fundamental del preparador consumado poder establecer las
metodologías, contenidos y estrategias necesarias para conseguir que el alumno
logre calar y comprender el verdadero arte del análisis de posiciones.
Aún más, en reiteradas ocasiones,
hemos podido sopesar que hasta titulados o “maestros” de la disciplina fallan
el ojo de la aguja, al momento de hilvanar el cálculo concreto o general de las
posiciones, aquellas fáciles o complejas, de su gusto o aquellas alejadas de su
entorno motivacional; esta visión deja de ser incoherente cuando esos alumnos
no fueron formados o instruidos por nuestras propias enseñanzas, sino que caen
en nuestras manos, habiendo sido previamente “victimas” de inexpertos
instructores, sin método ni planificación en el entrenamiento del ajedrez.
Pero lejos de querer establecer una relación
entre la nobleza de un iniciado jovencito aspirante a maestro y un consumado
Gran Maestro de la disciplina, nos tropezamos con la terrible realidad de que
aquellos nóveles, los cuales presentan falla en los aspectos analíticos y
deductivos del juego, serán los mediocres maestros del futuro. De allí que haya
que sincerar la carga pedagógica y didáctica dentro de la instrucción
ajedrecística para lograr cuajar luego los severos procesos del entrenamiento y
preparación deportiva de alta exigencia en estos alumnos.
Hace poco releía el portentoso libro,
por no decir manual, de Alexander Kotov “Piense
como un Gran Maestro” donde el linajudo patriarca del ajedrez soviético hace
reflexión sobre los efectos y causas del pensamiento de los grandes maestros al
momento del análisis, tratando de explicar que pasa en el cerebro de un GM y
las líneas de elucubración mental por la que atraviesa éste, para llegar a
conclusiones idóneas, reales, lógicas y valederas, aún en intrincadas
posiciones. Por supuesto debemos estar claros que el ajedrez ha cambiado un
poco en los últimos 50 años y por ende también la forma de analizar ha
cambiado, sujeta sobre todo a las interpretaciones muy variadas, por cierto,
que poseen los Grandes Maestros actuales en relación a esos jugadores clásicos
sobre quienes se levantaron en hombros.
El mismo Kotov establece una premisa
desoladora, pero clarísima e inequívoca al asegurar que los jugadores antiguos
tenían mucha más cultura ajedrecística que los maestros actuales. Digamos que
un joven campeón mundial como Magnus Carlsen tiene razón al decir que hoy en
día a cualquier chiquillo de unos 13 años al cual se le regale un DVD de
ajedrez de unos 3 gigabyte, en el término de unos 2 años será gran maestro.
Otro término medio del caso que levanta la hojarasca de la verdad ajedrecística
actual al poner el ajedrez al alcance de todos debido a la globalización del
conocimiento en el versátil y vertiginoso mundo de hoy en día.
Pero volvamos con el ejemplo de
Kotov, en verdad un poco noble. Primero por utilizar a uno de los más
pintorescos y jocosos jugadores de ajedrez de todos los tiempos, el Maestro Saviely
Tartakower, y segundo por subestimar los principios posicionales del ajedrez.
Tartakower quien en la posición del diagrama referencial trataba de encontrar
la mejor continuación en un bosque de jugadas candidatas, citadas y enjuiciadas
en sus escritos posteriores a la partida:
Tartakower,Saviely - Alekhine,Alexander [E19]
Baden-Baden (20), 13.05.1925
1.d4 e6 2.c4 Cf6 3.Cf3 b6 4.g3 Ab7 5.Ag2 Ae7 6.0–0 0–0
7.Cc3 Ce4 8.Dc2 d5 9.cxd5 Cxc3 10.bxc3 exd5 11.Ce5 Dc8 12.c4 dxc4 13.Axb7 Dxb7
14.Dxc4 c5 15.dxc5 Axc5 16.Ab2 Cc6
y acá Tartakower refirió que pasaron por su mente
las siguientes continuaciones posibles:
(1)
17.Dg4 Cxe5 18.Axe5 f6 (también
18...f5 con igualdad en ambos casos) ;
(2)
17.Cg4?! (Amenazando Cf6+ y a
Rh8, Dh4) consigue la rápida refutación 17...h5 18.Ce5 Cxe5;
(3)
17.Cd3 Ad6?! (17...Tac8!?) 18.Dg4
f5 19.Df3 Ca5 20.Dxb7 Cxb7 con igualdad
(4)
17.Tad1 Cxe5 18.Axe5 Tad8;
(5)
17.Tfd1 Cxe5 18.Axe5 Tad8 con
cambios y simplificaciones que no conducen a nada (18...Tac8!) ;
(6)
17.Dd5 Ca5 (17...Tac8 18.Cd7
Tfd8 (18...Tcd8 19.Dg5) 19.Dg5 ganando) 18.Dxb7 Cxb7 19.Tfd1 (19.Cd7
Tfe8 20.Cxc5 Cxc5 21.e3 Tad8 y las negras están un poco mejor) 19...Tfd8
con igualdad;
(7)
17.De4 Cd8 18.Dg4 Ce6 19.Tad1
Tad8 y el negro tiene éxito en su defensa] y lo que se jugó en la partida:
17.Cxc6
Dxc6 18.Dg4 Dg6 19.Dxg6 hxg6 20.Tfd1 Tfd8 con tablas rápidas
½–½
A la luz de los poderosos motores de análisis de hoy
en día, las conjeturas de Tartakower sobre la valoración de la posición
hubieran sido un tanto distintas, pero esto no quita mérito al maestro nacido
en Rostov del Don, lo que si se puede criticar, por el valor del cálculo que
realizan actualmente los jugadores de élite, tanto cuantitativa como
cualitativamente es que se desperdicie tanto tiempo valorando tantas jugadas
candidatas buscando la precisión en las exigencias del caso.
Hoy en día sean o no complejas las posiciones para
analizar, los Grandes Maestros buscan reducir el cálculo y sus conclusiones,
ante un ajedrez que reclama estar exonerado de apuros de tiempo, de
trivialidades y conjeturas profundas.
Esto queda para cuando se esté escribiendo un libro de alguna variante en
especial diría festivamente un Anand Viswanathan!
Por supuesto el cálculo concreto en algunas
posiciones es necesario, pero diríamos, así como el mismo Kotov lo acepta, a
efectos de robustecer la capacidad volitiva, los estados de adptación y super
compensación durante las cargas de entrenamiento, no así durante la partida
viva.
En los tiempos de esta partida (1925) no se tenía
claro, estimamos, métodos de preparación y mucho menos métodos de ejecución del
análisis, del cálculo concreto y general de las posiciones. Fue sólo después de
la aparición de la Gran Escuela Soviética del Ajedrez que los seguidores de las
enseñanzas de Botvinnik pudieron utilizar un sub sistema de preparación basado
en la implementación de Principios Fundamentales de la partida, con los cuales
se empezó a ahorrar tiempo y poder de decisión sobre las posiciones a valorar y
ejecutar.
Antes de eso, el mismo genial jugador cubano, 3er
Campeón del Mundo, José Raúl Capablanca ya había dado luces sobre estos
principios básicos.
En realidad no se debe ser tan escrupuloso a la hora
de valorar la utilización de métodos de reducción del análisis y que lleven al
plano deductivo las intrincadas complicaciones de una línea o variante de juego
apartándola del escabroso plano analítico o cálculo concreto y acercándole más
al argumento de nuestros poderes intuitivos y de la abstracción.
Para eso son las herramientas esenciales del juego,
motivos, temas tácticos, comprensión posicional del juego y confianza en la
experiencia que todo buen jugador debe poseer.
El árbol de variante de Kotov y su enjambre de
jugadas candidatas promulgadas por sus teorías sobre el análisis fueron en su
momento un buen intento por resolver el problema del cálculo concreto en el
ajedrez, pero el ajedrez posterior a los años 50 se debatió entre ese azaroso
compromiso de buscar una razón última a una posición y la deduccción de
detalles esquemáticos que pudieran orientar sobre las debilidades y fortalezas
presentes en ella.
Finalmente en nuestros tiempos, creo, ha triunfado
la razón del cálculo general en el ajedrez de alta competencia y aquellas
razones deductivas del juego se mantienen incólumes ante toda prueba, soportando
aún los más intrincados laberintos de variantes presentes en cualquier
posición.
Por naturaleza el Gran Maestro actual es flojo para analizar una gran cantidad de
variantes, el mismo Magnus Carlsen se hace acreedor de esta facultad. Se
prefiere reducir el juego a un pequeño y reducido (pero justificable) cuadro de
pocas jugadas a dilucidar, todas ellas sostenidas por principios básicos del
juego, utilizados por los Grandes Maestros rusos desde hace unos 60 años, lo
cual hizo de la Unión Soviética incluso una potencia del ajedrez a nivel
mundial.
Principios como el de la Actividad, restricción y limitación
de las piezas enemigas, dominio del centro, invasión del territorio enemigo y
la concebida ventaja de espacio, principio de la pieza menos activa, principio
del material sobre la posición y posición sobre el material, principio de la
máxima actividad, principio de la compensación, principio de la debilidad
estática o dinámica, principio del ataque, Principio de las dos debilidades, son
vitaminas que fortalecen la comprensión posicional del Gran Maestro actual, ya
diseminada la otrora potencia soviética practicamente por todo el mundo,
especialmente en nuevas potencias como China, Estados Unidos, India, Alemania,
Armenia, Azerbayian, etc.
Ahora bien, el ejemplo de Kotov nuevamente: tras una
utilización productiva del teorema de principios básicos del juego Tartakower
tendría una situación más feliz y próspera para su valoración si hubiese tenido
alguna comprensión posicional de este juego, incluso con opciones claras de
hacer inclinar la balanza a su favor en contra de un enemigo tan temible como
el ex campeón mundial Alekhine.
Al fijarnos que siete (7) jugadas candidatas
precedieron a la decisión final de 17.Cxc6?! podemos presumir que se
cumplieron las observaciones que Kotov señaló en una de sus conferencias sobre
como pensar y realizar jugadas. Y es que así piensan y deliberan el 80% de los
jugadores de ajedrez en el mundo, otro 10% no piensa nada y el otro 5% son
Grandes Maestros de notable comprensión posicional. Estos últimos hubieran
reducido su análisis a los siguientes casos concretos:
1. Qué bando es más activo?
2. Hay alguna amenaza de parte y parte
3. Cuál amenaza es más poderosa?
4. Puedo crear si no lo hay alguna amenaza?
5. Puedo crearle alguna debilidad a mi rival?
6. Cómo está la seguridad de los reyes?
7. Qué tipo de piezas están presente en el tablero,
cuales se deben mantener o por el contrario cambiar?
8. Existe algún sacrificio desestabilizador de la
posición?¿Está este en mi haber?
9. Es la relación de fuerzas materiales y
posicionales equilibrada?
10. Es posible la simplificación de la posición
hacia un final superior inmediato?
Estas consideraciones privan en la mente de un
fuerte jugador, fomentado en la base del juego conceptual, y la experiencia lo
dotará del don de poder hacer pasar estas preguntas a la velocidad de la luz por
su mente para valorar una posición y concretizar sus observaciones. Llegarán
así las conclusiones sobre la misma, luego tomará una decisión y finálmente la
ejecutará.
Estas son consideraciones de orden general, sin
cálculo de variantes, ellas le orientan sobre cual o cuales jugadas son más
importantes y son exigidas por la misma posición.
Pero también se pudo reducir el campo de
especulaciones y de análisis al siguiente emparcelamiento:
Tanto blancas y negras gozan de una actividad
apreciable y sus torres se preparan para luchar por la hegemonía de las
columnas centrales. Sinembargo, cualquier acción unilateral con las torres será
afrontada por el otro bando actuando con sus torres en la columna que quiera
tomar el bando contrario. Al optar por un principio sobre el cual se pueda
soportar el accionar de las piezas blancas, un mero detalle salta a la vista y
es el posible canje del caballo centralizado, por lo tanto este trebejo pasa
automáticamente a ser la pieza menos activa, anunciando que esta pieza debe ser
retirada o cambiada. El cambio no favorecerá la prosperidad de la posición (tal
y como aconteció en la partida), por lo tanto hace falta una maniobra de este
caballo que garantice una redimención de la posición o algún tipo de ataque.
La jugada 17.Cg4?! pensada por tartakower no estaría
nunca en el libreto de ningún gran maestro actual, ya que es una jugada que
desorganiza a las piezas blancas en la búsqueda de un plan incompleto, sin
complemento, refutable por una sola jugada 17...h5! por lo tanto quedan 2
opciones predominantes 17.Cf3!? y 17.Cd3!.
La jugada 17.Cf3 no posee desfavorecimientos
para la posición blanca, pero es poco probable que cause daño a la posición del
bando contrario ya que no encierra ningún tema táctico o posicional, por lo
tanto se puede realizar, pero no concretar por ninguna ventaja.
Por su parte 17.Cd3! posee una amenza táctica
definida, la ganancia de material y una amenaza posicional, la limitación de
una importante pieza contraria. Es decir tres principios básicos inciden en su
realización: Principio de la pieza menos activa, principio del material y
principio del ataque, por otra parte ataca a la pieza más activa del oponente,
el punteagudo alfil de c5 que al ser cambiado por el caballo estaría lográndose
la entrada hacia un final favorable para las blancas de alfil contra caballo,
de seguirse simplificando la posición.
El
análisis concreto de Tartakower fue exageradamente fatuo, ya que su versión de
los hechos 17.Cd3 Ad6?! (Aquí el
alfil parece mero expectador y se nota en el aire. Parece 17...Tad8!? una mejor
opción 18.Cxc5 bxc5 19.Aa3 Cd4! 20.Axc5 De4 21.Axd4 Txd4 22.Dc3 h5 (o
22...Tfd8) buscando actividad cambio de material) 18.Dg4 f5 rebota en 19.Dc4+!
(no 19.Df3 Ca5 que lleva a cambios) y ahora se presentan ante las negras
severas decisiones que tomar ante el creciente dominio posicional del blanco,
por ejemplo si 19...Rh8?! 20.Tac1 Cd8 21.Tfd1 y las torres blancas llegan
primero a la lucha por las columnas centrales, mientras que si 19.Dc4+,Tf7 las
negras tendrían la preocupación de una torre bajo los efectos de un tema
táctico, o sea la molesta clavada.
Aquí
vemos cómo principios básicos ayudan a la toma decisiones, previo al análisis
concreto, el cual se ve reducido a su mínima expresión por la acentuación del
campo deductivo sobre lo analítico.
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