El ser humano posee un campo auditivo, si se quiere, bastante reducido. Su banda de captación corresponde a una franja específica de frecuencias, calculable y en un rango específico de intensidad, lo cual conforma las posibilidades de sonido que pueden ser percibidas por nuestro oído. Vibraciones u ondas acústicas que estén fuera de este campo o radio de captación incluso no serán consideradas como "sonidos", aunque estas mismas si pueden ser percibidos por otros animales.